En mi último día por tierras cántabras, tras despedir a María en el aeropuerto, a eso de las 10.00 h, momento en el que se reuniría con sus compañeros de trabajo, tenía previsto dedicarme a visitar algunos cachés por la zona antes de partir rumbo a Madrid.
El primero de ellos, GCKBPQ (http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=eb5237be-f668-4d70-91bb-e1765c180caa) estaba ubicado en el puerto deportivo de Santander, junto al aeropuerto, y se trataba de un multicaché de sencilla resolución, pero de no tan sencilla búsqueda, ya que el caché se encontraba en un yerbazal de complicado acceso y en el que uno tenía la sensación de estar casi en la jungla (exagerando un poco...).
Lo más divertido de este día fue la intensa navegación que tuve que llevar a cabo en solitario utilizando como único medio la pantallita del GPS. La verdad es que eso de moverme por tierras desconocidas como si estuviera en casa es algo que siempre me ha gustado mucho. No hay nada como poner la intermitencia antes de llegar al cruce (y sin haberlo visto!!).
El siguiente caché de este día, GC14DNN (http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=dfad8ae8-ae4b-4030-9f27-e48879049af7) sería probablemente el más bonito de cuantos vi a lo largo del día. Está situado en un acantilado de unos 45 m de altura, junto a unos peñascos en el mar que se conocen como Los Urros, muy cerca de Liencres. Unos estratos que buzaban verticalmente eran la guinda a un pastel geológico que merece la pena ver de cerca. El caché era pequeño pero estaba exquisitamente bien cuidado y repleto de cosas interesantes.
Mi siguiente parada era Punta del Águila, GCKBPR (http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=b67fbecd-3234-49d4-98fe-1912739a62e3), un caché también cercano al mar, pero sin la espectacularidad del anterior. El acceso al mismo se consigue dejando el coche en una pradera casi de ensueño y caminando unos 300 m por un sitio totalmente paradisiaco. Este caché se encontraba en peor estado y tuve que reponerle la libreta, al no tener en qué registrar mi visita.
Desde ahí me dirigí hacia el Barrio de San Pedro, donde abordé GCTBE3 (http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=832da0e1-20fd-4d58-9317-077cc154dd0b): Ría de San Martín. Realmente el nombre es Ría de San Martín de la Arena. Desconozco si el acceso al cerro testigo donde está ubicado este caché fue el adecuado, puesto que me encontré alambradas por los dos lados por los que pretendí acceder. En el segundo de ellos, la alambrada estaba bastante descompuesta, por lo que decidí internarme en el monte utilizando ese punto. Las vistas desde la meseta del cerro testigo son preciosas y el caché se ubicaba en su sitio, si bien las coordenadas eran incorrectas (ya están corregidas mediante la intervención del moderador de geocaching en España, ante mi petición).
Una vez visitado este caché me dirigí hacia GCK37M (http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=660401e8-5902-4a56-a958-34954c3f24af): Costa Ubiarco. El acceso hasta el caché se lleva a cabo por una divertida pista de tierra apta para cualquier vehículo, y por la que se puede llegar hasta unos 75 m del caché: todo un drive-in. El caché lo encontré gracias a la foto spoiler, porque si fuera por mi paciencia... creo que hubiera registrado un "DNF".
Ya solo me quedaban dos cachés. El primero de ellos estaba en un monumento que hay en la propia autovía A-67, y es GCTP07 (http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=9fd5b903-b4b6-4410-9d40-caadaa6e3e25). He conseguido que el administrador de geocaching en España archive este caché, pues el acceso al mismo se encuentra restringido. Esto es algo que tampoco entiendo muy bien: por qué se hace un monumento al que luego no se puede acceder, a pesar de que no es peligroso para el tráfico ni supone molestias circulatorias. El acceso a la zona del caché se encuentra delimitada por unos cilindros verdes, de los que faltan bastantes, y por el correspondiente hueco aproveché para "colarme" en este apartadero de la A-67. Como no estaba seguro de lo legal de mi maniobra decidí fingir un supuesto "calentamiento", levantando el capó del coche, en previsión de que si viniera la guardia civil les comentase que se había calentado el motor y estaba esperando que disminuyera su temperatura. En este caché, con las prisas, me di un fuerte golpe en la cabeza contra una de los aros metálicos que rodean el monumento. En fin, acabé cuanto antes y me dirigí hasta el último caché del día.
Este se llama Rey León, GCK37K (http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=50fbc6aa-249e-4dc1-8754-244644e411c2). El acceso al caché se lleva a cabo desde el puerto de Morancas, en el PK 5 de la S-200. La primera parte del acceso se efectúa por una carreterilla asfaltada muy estrecha que enseguida da lugar a una pista de tierra, que en unos 5 km lleva hasta un lugar donde no se puede seguir con coche normal debido al mal estado del firme en ese punto. Tal vez con un 4x4 normal también sea complicado avanzar en ese lugar, pues aparte de piedras sueltas de gran tamaño hay una fuerte inclinación que puede dificultar superar este obstáculo.
No obstante, como quiera que la distancia desde el lugar donde se podía dejar el coche hasta el caché era pequeña (1,3 km), decidí llevar a cabo el recorrido a pie, pero eso sí, lo más rápidamente posible, porque el día había pasado de ser apacible y soleado a nublado y con pinta de lluvia, y ya las primeras gotas empezaban a caer justo cuando echaba a andar rumbo al caché. Por suerte, iba preparado para la lluvia con una chaqueta impermeable y la ubicación final del caché se encontraba en una piedra que servía de cobijo natural en caso de lluvia, así que no hubo mayores problemas. Este tesoro también estaba falto de libreta de registro, así que tuve que dejar una para rendir cuenta de mi visita.
Y así, desandando el camino y regresando por la autovía hasta Aguilar de Campoo, terminaba mi viaje por tierras cántabras. Han sido cuatro días intensos en los que he andado unos 60 km a pie y más de 1.300 en coche, y en los que, por suerte, el tiempo ha acompañado casi hasta el último minuto, pues a lo largo del viaje de vuelta ya sí que llovió en algunos tramos con cierta intensidad. En la entrada de la Comunidad de Madrid, justo tras pasar el puerto de Somosierra se dieron cita las peores condiciones para la conducción: niebla, lluvia y la oscuridad de la noche. No obstante, con las debidas precauciones, el viaje se desarrolló sin ningún incidente reseñable.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
HOLA RAUL.
EL RELATO DEL VIAJE ESTÁ MUY BIEN, PERO PARA LOS MENOS AVENTUREROS, DEBERÍAS HACER MÁS HINCAPIE EN LOS TEMAS GASTRONOMICOS: NOBRES DE RESTAURANTES, COMIDAS RECOMENDADAS...
UN ABRAZO
JESÚS
Publicar un comentario